lunes, 2 de febrero de 2009

SINDROME DEL EDIFICIO ENFERMO

La OMS (Organización Mundial de la Salud), decidió clasificar este problema en 1982. Estudios recientes han demostrado que el 30% de los centros de trabajo presentan altos niveles de contaminación interior.
Sequedad ocular o nasal, presión de garganta, dificultad de concentración en el trabajo o dolores de cabeza son algunos de los síntomas que hasta ahora se asocian al síndrome del edificio enfermo.
El síndrome del edificio enfermo se reserva para aquellos casos en los que se da un conjunto de síntomas que afectan, al menos, a un 20% de las personas que lo ocupan.
Hasta ahora, la mayor parte de los problemas incluidos dentro del síndrome del edifico enfermo tienen su origen en el sistema de climatización y en la contaminación electromagnética.
En teoría, los sistemas de ventilación deben servir para mantener un aire interior de calidad, sin embargo, la práctica revela que muchas veces están mal diseñados, su funcionamiento es deficiente y se cuidan poco los sistemas de filtración del aire.
Además, en las dos últimas décadas se han encontrado cientos de sustancias peligrosas en el aire de las oficinas, entre los que destacan los compuestos orgánicos volátiles (COV); contaminan el aire, maderas, pinturas, pegamentos o disolventes ya que estos pueden incorporar niveles mayores de estos contaminantes.
Los expertos en Telecomunicaciones apuntan también a un problema de electricidad estática, por muchas tomas de tierra que se coloquen y pese a instalar humidificadores, se seguirá produciendo electricidad estática.
La mayoría de los problemas derivados de elevados niveles de electricidad estática se dan porque el suelo es aislante.

Diversos factores pueden dar lugar al síndrome del edificio enfermo:

AIRE ACONDICIONADO. Los sistemas de aire acondicionado, que acumulan polvo y agua, pueden ser un vehículo de contaminación biológica y ser el caldo de cultivo de bacterias, hongos y otros microbios.

DEFICIENTE VENTILACIÓN. Muchas veces el sistema de ventilación está mal diseñado, su funcionamiento es deficiente y se cuidan poco los sistemas de filtro del aire, que se van contaminando y no se renuevan.

ELEMENTOS FÍSICOS. El síndrome del edificio enfermo puede venir por aspectos físicos: una mala temperatura ambiente, la humedad, ruidos, la deficiente iluminación o las radiaciones electromagnéticas. Incluso pueden incidir motivaciones psicosociales; insatisfacción laboral, mala organización, poca promoción.

CONTAMINACIÓN QUÍMICA. En las dos últimas décadas se han hallado cientos de sustancias peligrosas en el aire de las oficinas, entre los que destacan los compuestos orgánicos volátiles (COV), algunos de ellos cancerígenos. Otros COV encontrados son el tolueno, estireno, formaldehído y tricloroetano. Las maderas y las pinturas que decoran nuestras oficinas, los pegamentos y los disolventes, incorporan niveles mayores o menores de estos contaminantes.

CONTAMINACIÓN EXTERIOR. Además, la situación puede ir acompañada de contaminantes del exterior, como los del tráfico (monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno) o una mala ubicación de la toma exterior de aire.

Existen empresas preocupadas por mejorar nuestro ambiente de trabajo, que promueven la OFICINA DE BIENESTAR, donde se recomienda el uso de Sistemas para Purificar el Aire que cuentan con generadores de Iones Negativos, Sistemas para Purificar el Agua, diferentes artículos como Asientos Magnéticos, Plantillas y Joyería Magnética que le ayudaran a las personas a contrarrestar los efectos nocivos de la contaminación electromagnética.

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